Esta entrada, ha sido redactada en mi barquito, en el paraíso de las Islas Cíes, a unas 7 millas de Vigo, en la boca de la ría del mismo nombre, entre los días 1 y 3 de mayo, disfrutando de unos días extraordinarios en la mejor compañía. Cuestiones de urgente actualidad electoral han hecho que retrasara hasta hoy su publicación.

Posición de la cámara 42º12.236´N 8º54.338´W
Antes de seguir adelante, una confesión. Aunque el resto de los gallegos me van a matar por revelar esto: en Galicia casi nunca hace mal tiempo, y menos con lo del cambio climático. Una conjura colectiva para evitar que esta tierra se masifique nos ha llevado a crear la leyenda del mal tiempo gallego.
Tenemos, por ejemplo, sobornados a los hombres y mujeres del tiempo para que anuncien lluvias. En Santiago, la ciudad más visitada de Galicia, existe una infraestructura destinada a mantener el mito: toldos grises que se extienden entre los edificios para simular cielos cubiertos, aire acondicionado urbano para enfriar la atmósfera, sistema de aspersión para simular lluvia… ¿Incrédulos?: probar a giraros bruscamente al doblar una esquina (sólo funciona si el edificio es de granito y tiene más de 300 años de antigüedad): veréis a los santiagueses sacarse la gabardina, plegar el paraguas, los rayos de sol colándose por las rendijas de los toldos grises …
Lo más costoso han sido los generadores de niebla costera: tecnología punta. Le hacemos creer a los visitantes que las aspas que dominan tantos montes son generadores eólicos de electricidad, cuando en realidad son enormes ventiladores generadores de viento, movidos por la energía que pagamos los gallegos a escote. Pero lo más difícil sin duda ha sido enfriar el agua de las Rías Bajas, ingeniería avanzadísima que hace aflorar aguas profundas de manera selectiva cuando un no-gallego se baña. Bueno, no puedo contaros más secretos que me van a echar.
Por suerte nadie de fuera ha estado en las Cíes estos días y hemos podido disfrutar impúdicamente de un tiempo maravilloso.
Estos han sido días de efemérides y celebraciones, el aniversario del levantamiento contra el invasor francés, el día de la madre, mi cumpleaños, el primer mes de este blog, que ya ha recibido más de seis mil visitas (gracias a todos por vuestra atención, comentarios, apoyo y aliento). Han coincidido con la regata Repsol organizada por el Monte Real Club de Yates de Bayona, que nos acogió hospitalario una de las noches. También hemos visto como salía (y hemos visitado los barcos en el puerto) la Tall Ships Atantic Challenge 2009. Un festival de velas, colores, marineros, compañerismo y rivalidad. Y también supimos (y disfrutamos de un amplio resumen) del 2-6 (lo siento madridistas).
Navegamos, nos bañamos, comimos pescado y marisco, paseamos … Pero sobre todo miramos y vimos, hemos volado detrás de las gaviotas que se dejan empujar planeando en círculos por la brisa marina, las hemos visto elevarse desde las rocas a ras de agua hasta el cielo, dominando los acantilados y los muchos faros que, ya casi inútiles («GPS kills the lighthouse star»), siguen incansables señalando la ruta de entrada y salida de los puertos de la zona. Las playas de finísima arena blanca se han metido entre nuestros dedos descalzos. Esa arena que antes fue miles de conchas compañeras de las que, todavía sin moler por el incansable mar adornan la orilla, testimonios muertos de la exuberante vida marina que nos rodea.
Por la noche millones de estrellas han cuajado el cielo, las aguas parecían hervir al agitarlas debido a la presencia abundantísima de placton fosforescente y la luna ha brillado mentirosa como siempre creciendo mientras su forma de «D» nos quería hacer creer que decrecía. Cientos de ojos marinos han velado nuestro sueño mientras nos mecía el mar, separados solamente por la delgada capa de fibra que forma el casco del barco. Un banco de caballas ha simulado unos fuegos artificiales al provocar fosforescencias inauditas escapando de un delfín hambriento.
La brisa nos ha desordenado el pelo y se ha llevado nuestro sudor. El mar ha respirado a través de sus mareas bajando y subiendo, incansable, cada seis horas. Las mareas están «muertas»: apenas metro y medio de diferencia entra la alta y la baja. ¡Que diferencia con las mareas «vivas» con cuatro metros de oscilación!
Cuando entramos en Bayona por el paso entre la punta Gateiras de Monte Ferro y las Islas Estelas (estrellas) había un impresionante mar de fondo, montañas de agua se elevaban aún más al llegar al estrecho paso, al disminuir rápidamente la profundidad. Hacer surf con un barco de nueve metros crea una sensación en el estómago difícil de describir. De pronto entras en el puerto, y al abrigo del dique las aguas mansas parecen ahora un estanque, y ya te puedes fijar en el sol que se está poniendo, soberbiamente rojo en el horizonte quebrado por las olas. Hace calor, te sobra la ropa de abrigo, ahora toca amarrar, de pronto te das cuenta de que tienes la barba llena de salitre.
¿Y el olor?, ese olor a mar que se te mete por las narices hasta lo más profundo del cerebro, inconfundible, familiar, inolvidable, ese olor que hace que, si has nacido a la orilla del océano, no puedas vivir mucho tiempo en el interior sin enfermar de morriña…
¡Ay! pero ¿por qué me habré traido el ordenador con mi módem de Garrafone®? [homenaje a Rubén ;-)]. «Clinclin»: un correo llega y me informa: Alfonso Delgado vuelve a hacer trampas, convoca una Junta Directiva Extraordinaria… Que bajón, que horror, de nuevo a escribir, de nuevo a pelear. Lo que parecía un muy mal castellano, cuando mi primo putativo decía:
«En este momento, algunas personas concretas de la SEPEAP y de la AEPap, aunque no sus bases, que muy probablemente desconocen estas acciones, están haciendo una campaña, para apoyar a la otra candidatura, como nunca se ha hecho en ninguna de las elecciones precedentes, en la que predominan los malos estilos y las muchas formas, a la que no vamos a responder, porque no sabemos ni podemos ponernos a su altura, y por respeto a los socios de la AEP. Su objetivo es destruir todo lo que se ha hecho con tanto esfuerzo y controlar políticamente a la AEP acabando con su independencia.»
… se ha convertido en una profecía involuntaria: vamos a ponernos a redactar otra vez, a contestar al infundio, a combatir al reyezuelo. Por una vez vamos a darle la razón, vamos a usar «las muchas formas»: ya habíamos combatido por tierra, incluso por aire, volando hacia reuniones para darle caña y pedir apoyo, pero esta es la primera vez, que sepamos, que se combate a Alfonso Delgado desde el mar. Queda constituida la marina de guerra de Serafín Málaga. Me auto proclamo almirante de la misma.

Faro de la Isla norte
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