Casi 600 entradas ayer y más de 7.000 desde que nació este blog son el mejor indicador del hambre de información y debate que tiene la AEP. Mientras tanto Delgado hace campaña en Diario Médico :
«¿Pero no deja la asociación…
-No. Seguiré al frente de la Fundación Española de Pediatría y voy en la lista de Carlos Paredes, una candidatura continuista.»
No tiene desperdicio: «sigue», sin tener en cuenta que hay elecciones ¿no se le pasa por la cabeza que puede perder? y reconoce el carácter continuista de la candidatura. Se abandona la idea de «renovación sin rupturas«.
También Pediatría Información, que está llegando a nuestros buzones, pagada con el dinero de una casa comercial de vacunas, a pesar de dar cabida a los programas de las diferentes candidaturas, Alfonso Delgado acapara la editorial, y, en un tono presuntamente institucional, arrambla contra los que osan criticarle: Él es la AEP, la AEP son todos los pediatras y la Pediatría.
Sí criticas su gestión y la deriva a la que nos ha llevado cometes pecado de «daño de imagen de La Pediatría».
No le cabe en la cabeza de que a muchos no nos parece beneficiosa la imagen de los Pediatra que él ofrece.
No le cabe en la cabeza, tampoco, que a muchos, muchísimos, no nos gusta que haya monopolizado la imagen de los pediatras, que se haya reservado todo para el mismo: la divulgación mezclada con publicidad, la puericultura, las vacunas… ¿Cuantos pediatras americanos conocéis? A muchos, ¿no es verdad?, a los que destacan por sus trabajos, libros, escritos, por sus aportaciones … ¿Sabe alguien el nombre del presidente de la Academia Americana de Pediatría? Por su puesto que no: la preside con discreción y no utiliza la AAP como manera de promoción.
Tampoco que nos parezca que si 12 años es demasiado 16 es delirante.
Tampoco nos gusta que los estatutos que se ha encargado de reformar casi clandestinamente son surrealistas, permitiendo que su cargo sea vitalicio o que se atribuya los votos de los ausentes en la asamblea. Ahora pretende dar una vuelta de tuerca más, aumentando el poder de la Comisión Ejecutiva – con la merma consiguiente de la autoridad de la Junta Directiva – en la decisión de la sede del Congreso.
Ni que las elecciones no tengan ninguna garantía y hasta el presidente de la Mesa Electoral lo deje en evidencia denunciando irregularidades y presentando su dimisión.
Ni que haya convertido la AEP en un supermercado que avala todo tipo de productos.
Ni que el Comité Asesor de Vacunas con Él como coordinador ejecutivo real (Bernaola es el edecán) incurre en serios conflictos de intereses.
El problema con Alfonso Delgado es que se ha tomado demasiado en serio lo de ser Presidente de la AEP. Ha hecho de ello casi carrera y profesión y desde luego no ha salido perdiendo. Nadie dice que eso sea ilegal, pero a muchos nos parece profundamente ilegítimo.
Por eso es mejor que venga un nuevo presidente como Serafín Málaga, que ya trae la carrera hecha: es Catedrático, Jefe de Servicio, nefrólogo y no necesita la AEP para medrar a su sombra.
Dicen que cada pueblo, cada grupo social, cada asociación tiene los dirigentes que se merecen.
Entonces ¿que hemos hecho para merecer esto?: mirar para otro lado mientras secuestraban nuestra asociación.
Espero que los pediatras de este país reaccionemos y le demostremos en las urnas a este señor que no nos lo merecemos, votando masivamente para botarlo.
Vete ya Alfonso Delgado!!
Estaba a punto de enviarte copia de la portada de Pediatría Información, menos mal que he comprobado que estás completamente acutalizado…
«(…) Dicen que cada pueblo, cada grupo social, cada asociación tiene los dirigentes que se merecen.(…)»
Se lo oí hace ya 13 años (¡y yo que pensaba que era joven… y contando batallitas!) a un político en un mitín previo a las Elecciones Generales del 96 (aunque confieso no haberle votado, tenía la gran curiosidad de ver a ese «monstruo político» en «la arena», sin desperdicios como orador, nada que ver con las campañas de marketing actuales…
Se lo recuerdo casi siempre a quien oigo protestar: la «política» en su acepcion más benévola, es la gestión de la «polis», ese espacio compartido que evita que terminemos de convertirnos en islas individualistas… No confundamos esto con lo que hacen aquellos que se llaman y a quienes llamamos políticos; en la grán mayoría de las ocasiones no tiene nada que ver…
Un abrazo desde esta otra tierra de mar; habrá que ir de visita ahora que me he enterado que lo del mal tiempo es un bulo… 😉 ,