Nada estimado Sr. Alfonso Delgado:
En primer lugar debo mostrar mi más enérgica repulsa por la utilización de la dirección de correo electrónico que he confiado a la web de la AEP para enviarme propaganda electoral de una de las candidaturas en liza en las elecciones de la AEP. Me parece una trampa y ni siquiera creo que sea legal. Le conmino a que entregue esas direcciones a la candidatura alternativa para que ambas candidaturas puedan competir en igualdad de condiciones.
Por lo demás, declino su invitación a votarle, por el contrario, apoyo la candidatura alternativa de Profesor Serafín Málaga.
No podría votar a una persona que ha manipulado burdamente la voluntad de los socios de esta Asociación para convertir la Presidencia de la Fundación en un cargo potencialmente vitalicio sin límite de mandatos y con unas atribuciones muy superiores a lo que debería ser: un mero instrumento contable de tesorería. Deberían haberle llegado 12 años de presidencia para satisfacer sus ansias de poder, y, no conforme con eso quiere otros 4, y vaya Vd. a saber cuántos más si le dejáramos. Tampoco estoy de acuerdo con que el Presidente de la AEP ostente la representación de los ausentes en las asambleas de socios, una norma que no se le habría ocurrido ni al más bananero de los dictadores.
El sistema de voto por correo, que Vd. no ha cambiado en 12 años, no tiene ninguna garantía, ya que los votos llegan a la sede de la AEP sin ninguna seguridad de que no sean manipulados. Un mero DNI obtenido en anteriores elecciones o para otros fines en poder de su candidatura puede ser convertido en voto con total impunidad. Un sistema pensado para damas y caballeros no es adecuado para alguien como Vd., que nos ha demostrado todos estos años que no lo es.
Sus partidarios recorren el país con todo tipo de artimañas, chantajes y presiones para obtener los DNIs a toda costa, en un desprecio por el carácter secreto del voto, que es consustancial a la democracia.
Desprecia Vd. también la otra cara de estas elecciones: la de los vocales de las secciones de especialidades, a las que ni nombra ¿para qué? en su mandato la Junta Directiva nunca ha jugado el menor papel. La Comisión ejecutiva, es decir Vd. y sus incondicionales, han asumido todo el poder, de una manera que solo tiene parangón en el despotismo ilustrado: “¿todo? para el socio pero sin el socio”.
Lo que se arroga como mérito personal es el fruto del trabajo de muchas personas y de la modernización de nuestra organización en el contexto de una sociedad que también se modernizó. Los comités en los que Vd. no veía posibilidad de influencia, poder o lucro como los de lactancia materna, accidentes y muerte súbita son efectivamente muy buenos, pero Vd. ha impedido la formación de otros y ha expulsado ilegalmente a la sección más numerosa de la AEP, la AEPap que cuenta con más de 2.500 socios y que posiblemente junto con la SEPeap va a ser fundamental para acabar con su mandato.
Todo lo mejor que le ha sucedido a la AEP estos años ha sucedido a pesar de y no gracias a Vd. La página web de la AEP, por ejemplo, ha sido la obra de un pediatra de atención primaria y socio de la AEPap que, en una decisión que muchos pediatras de primaria nunca podremos entender se presenta con Vd en su candidatura. Porque es verdaderamente su candidatura a presidente encubierto de la AEP: de momento no hemos tenido el honor de escuchar al teórico candidato a presidente. Está Vd. pateticamente sólo en su empeño de perpetuarse en el poder. Sus compañeros de candidatura no levanta cabeza.
Ha convertido esta asociación en un supermercado carente de la menor ética, avalando todo tipo de productos sin el menor pudor ni base científica. En las cuentas de la Fundación hay un capítulo de 405.000 € (año 2007, el último disponible) en concepto de “colaboraciones y patronato” que no está desglosado. Los socios queremos saber a qué se ha dedicado, sobre todo cuando el capítulo de becas tan cacareado ha sido de sólo 36.000 €. La mayoría de los premios y becas de los que alardea son financiados por la industria, que además debe pagar un peaje de al menos el 25% (que se sepa) del importe de cada premio. Todo esto merece, en mi modesta opinión, una exhaustiva auditoría. También ha de aclararse de las personas que forman el staff de la Fundación si, como se rumorea insistentemente, existen, que “compensaciones” reciben y por qué servicios.
Ha ido deshaciéndose de todos los que le molestaban en el Comité Asesor de Vacunas hasta que lo ha controlado completamente con personas cuyo principal mérito es la absoluta fidelidad a su figura, convirtiéndose, de esa manera, en su guardia pretoriana. Menos uno, todos los actuales miembros del CAV comenzaron a interesarse y publicar sobre vacunas después de entrar en el mismo. Son, por lo tanto, expertos por prescripción y sobrevenidos. Han convertido tan importante comité de la AEP en un mero instrumento de la industria y a sus miembros en meros agentes de propaganda de las casa fabricantes de vacunas, que, en gran medida a su pesar, pagan los bolos interminables por toda la geografía española. No contento con esto ha influido en la industria para acaparar la investigación en vacunas en este país, vetando a quien le pudiera hacer sombra. En este momento la influencia del sector privado en el CAV y en la investigación de los estudios en fase 3 y 4 no tiene parangón en la historia de las vacunas, de dicho comité, de la AEP y de este país.
Ha acaparado la labor de divulgación de la AEP a través de la revista Mi Pediatra, los Consejos Etapas y ahora la Guía de Puericultura. Su contenido es con frecuencia inadecuado y no se corresponde al estado actual de los conocimientos, rozando con frecuencia el patetismo. Lo poco que no ha recabado para sí mismo (nos gustaría saber con qué compensaciones), abusando de la posición de confianza en la que los socios lo situaron, lo ha repartido con sus amigos y fieles, marginando a verdaderos especialistas en los temas tratados con los que cuenta la AEP.
La candidatura del Prof. Málaga no ha dicho nunca que vaya a eliminar el Departamento de Congresos como Vd. dice sin fundamento alguno. Los congresos necesitan numerosos cambios pero ya verá Vd. como será para mejor y que sabremos arreglarnos sin si asfixiante tutela. Oculta Vd. que el profesor Málaga fue el organizador del primer congreso rentable de la AEP y que le enseñó a Vd. como hacerlo personalmente.
Ya verá como la web, ANALES, los libros y las monografías, las becas y los premios, así como la formación continuada pueden mantenerse y mejorar sin Vd. Avanzando incluso en la gratuidad de algunas de ellas, ya que no tiene ningún sentido que una asociación con superávit cobre la formación continuada a sus socios.
El Prof. Málaga ha prometido la elaboración de un Código Ético. Indudablemente eso puede disminuir la entrada de un dinero que, en las condiciones actuales nos avergüenza a muchos pediatras socios. Pero una mayor austeridad en los gastos, como por ejemplo hacer congresos menos faraónicos y replantearse si esa costosa sede es la que verdaderamente necesitamos y una mayor eficiencia en la gestión y control del gasto en “colaboraciones y patronato” y la búsqueda y realización de servicios rentables a la sociedad y a los socios permitirán compensar la hipotética bajada de ingresos de naturaleza poco ética.
Así que aquí nadie quiere destruir nada, al contrario, queremos recuperar nuestra asociación ahora secuestrada por Vd. y un pequeño grupo de partidarios.
Para más detalles del programa electoral de la candidatura que apoyo y de una ampliación de los nada favorables juicios que Vd. me merece, para que no siga Vd. fabulando y se entere del clamor que existe contra Vd. le invito a leer los siguientes blogs:
http://unaaepparatodos.blogspot.com/
https://adelgadono.wordpress.com
Acusa Vd. a los socios que queremos que se vaya de querer controlar políticamente la AEP. Si Vd. piensa o sugiere que detrás de este movimiento está algún partido político esta sencillamente delirando. Ha tenido Vd. la facultad de unir en su contra a personas de todo tipo de credos e ideologías
Si se refiere a que los que nos oponemos a su renovación queremos hacer política, en las más nobles acepciones de la palabra que señala el Diccionario de la RAE, a saber “actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos” o “actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo” o incluso “cortesía y buen modo de portarse”, pues sí, queremos hacer política como Vd. Lleva haciendo “su” política en la AEP desde hace 12 años.
Efectivamente ejercemos nuestro derecho a hacer política en la AEP que nos pertenece, cambie Vd. “ciudadano” por socio y “asuntos públicos” por AEP y claro que queremos intervenir en los asuntos de la AEP con nuestra opinión y nuestro voto y con toda la cortesía que Vd. se merece le pedimos que se vaya de una vez.
Ya con anterioridad el Prof. Serafín Málaga ha señalado lo hilarante y sarcástico de que Vd. se queje de malos modos y se propugne como paladín del buen estilo. Quizás engañe Vd. a alguien, pero por si no lo sabe, soy miembro de la AEPap a la que Vd. expulsó de la AEP y a la que le negó lo que le correspondía de los ingresos del congreso de Valencia.
Decir que la candidatura Una AEP para tod@s encabezada por el Profesor Málaga quiere acabar con la independencia de la AEP es, de nuevo, un cruel sarcasmo viniendo de Vd. y eso en un doble sentido: porque Vd. y un puñado de personas han hecho de la AEP su finca particular, su club privado y su pesebre y nunca fuimos más dependientes ni estuvimos más entregados a la industria que ahora.
Nadie niega que esta asociación haya progresado como lo hicieron algunas naciones en su día con monarcas absolutos, pero ha llegado la hora de que los socios cojamos las riendas de la misma, modificando los estatutos y todo lo que sea necesario para conseguirlo, incluyendo un código de comportamiento ético frente a la industria. Eso sí que nos devolverá verdaderamente la independencia. Es una cuestión de higiene democrática. Váyase Sr. Delgado.
Juan Delgado, Pediatra (A Coruña)
1 Respuesta to “Mi contestación al correo enviado a los socios de la AEP por Alfonso Delgado”